Astorga
El viernes fui con Don Álvaro a Astorga, y paseando por la calle nos encontramos con una procesión en la que los nazarenos iban con la cabeza al descubierto y sin marcar el paso. Pensamos que se trataba de una procesión que ya había acabado, y que volvían a su lugar de partida. No pude evitar, sin embargo, recordar las historias de Kusturica, en las que una banda de viento-metal toca por las calles.